Publicaciones SERIDA
Manejo eficiente de los recursos pastables en la producción de carne
Para realizar un manejo eficiente del rebaño se requiere el seguimiento de los tres parámetros que, como veremos más adelante, en mayor medida afectan a la productividad de los rumiantes manejados en pastoreo. Estos parámetros o puntos de referencia son:
- La cantidad y calidad de la vegetación disponible.
- La capacidad de ingestión y el potencial de producción del animal.
- La condición corporal o estado de carnes que presentan los animales.
Además de estos tres parámetros mencionados, en los rebaños de cría hay que considerar la producción lechera y aptitud materna de las madres.
Los conocimientos que se requieren son:
- Las respuestas de los animales, que se reflejan en las variaciones del peso y del estado de carnes, ante las diferentes condiciones de disponibilidad de vegetación (cantidad, calidad y componentes).
- El efecto del estado de carnes en los parámetros que determinan la productividad (cantidad y calidad).
- La interacción entre la estrategia de manejo y los cambios en la cubierta vegetal con el fin de alcanzar la sostenibilidad del sistema de producción.
Cantidad y calidad del pasto disponible
Los sistemas de producción animal que se plantean están basados en el aprovechamiento eficiente de los recursos pastables, por lo que uno de los objetivos es que estos sean lo más abundantes y con el mayor contenido posible en nutrientes. Ello se puede conseguir con una fertilización adecuada a las necesidades de la pradera y en las zonas que puedan ser mecanizables, realizando siembras con especies productivas y nutritivas.
Pasto de calidad con abundante trébol.
La implantación de una nueva pradera sobre pasto envejecido consistirá en doble pase de grada de disco o rotovator, siembra a voleo de 25 kg/ha de raigrás inglés, 12 de raigrás híbrido y 3 de trébol blanco, con un rulado posterior que asiente el terreno y ponga en contacto la semilla con la tierra, Como operación complementaria para favorecer una buena implantación, no se debe demorar demasiado el primer aprovechamiento, siguiéndolo de una ligera aportación de nitrógeno (125 kg/ha de nitrato amónico cálcico) para provocar el ahijado de los raigrases y asegurar el recubrimiento del suelo.
La fertilización de mantenimiento se consigue con el aporte a finales del mes de enero en zonas bajas y mediados de febrero en las de media montaña, de 150 kg/ha de nitrato amónico cálcico, 270 de superfosfato y 130 de cloruro de potasa. También se cubren las necesidades con 500 kg/ha del complejo 8-24-16, escogiendo la opción que resulte más económica. Como abonado de producción se realizará un aporte de 150 kg/ha de nitrato amónico cálcico a principios de mayo y otro en septiembre en las zonas bajas, coincidiendo con el inicio del rebrote de pasto después del verano.
Un aspecto importante a tener en cuenta, que influye de manera decisiva, tanto en una buena implantación de la pradera sembrada como en el óptimo aprovechamiento de los abonados anuales, es que las necesidades de cal estén cubiertas, que se conocerá a través de un análisis del suelo. Para mantener la cal en niveles aceptables suele ser suficiente con el aporte de 1.500 a 2.500 kg/ha de carbonato cálcico o de dolomía en los momentos anteriores a la siembra, repitiéndolo cada 3 años.
De todos modos es preciso recordar que el principal condicionante de la producción vegetal y su calidad es el manejo y aprovechamiento que se haga de la misma. El manejo debe estar enfocado a mantener la mayor proporción posible de pasto verde con abundancia de trébol, leguminosa de alto valor nutritivo y de las especies sembradas evitando el domino de las especies no sembradas. Bajas presiones de pastoreo conllevan la pérdida de calidad del pasto, mientras que las cargas altas, en general, suponen una mejora de la densidad y calidad del pasto. No obstante, en las condiciones de suelo de muchas zonas de la Cornisa Cantábrica, suelos arcillosos, las presiones muy altas, en especial en el caso del vacuno, pueden llevar a un deterioro de la estructura del suelo y por la tanto de la producción vegetal, con pérdidas de peso importantes en los animales. Por todo ello, el manejo adecuado de los pastos resulta esencial.
Disponibilidad de pasto-producción animal
Trabajos realizados por el Programa de Investigación en Producción de Carne del SERIDA, durante la última década, han puesto de manifiesto una estrecha relación entre la altura de la hierba en pastos de raigrás y trébol y las variaciones de peso de los animales tal como muestran la figura 1a (las vacas y sus terneros) y 1b (ovejas y corderos).
Figura 1a. Relación altura de la hierba - variaciones de peso de las vacas, terneros y producción de leche
Figura 1b. Variaciones de peso en ovinos de raza gallega y latxa durante la primavera y el otoño
¿Por qué la altura de la hierba?
La altura de la hierba es un parámetro sencillo de medir en los prados y pastizales. Por otra parte, las variaciones en altura se corresponden con cambios de cantidad, estado fenológico y calidad nutritiva del pasto.
La capacidad de la boca del animal no es ilimitada, ya que tiene unas medidas como la profundidad, la anchura, etc., que, por lo general, son mayores en los animales de más tamaño, caso del vacuno, frente a la boca de las especies de menor tamaño, como el ovino o el caprino. Estos pequeños rumiantes además de la diferente manera de pastar tienen una boca de menor tamaño con una estructura o anatomía que les permite ser más selectivos. Dicha estructura condicionará el tamaño del bocado y en parte la conducta de pastoreo, es decir, la cantidad de alimento ingerido y la selección de especies y partes vegetales, por lo tanto, la calidad de la dieta ingerida.
Sabemos que la hierba a medida que va aumentando en altura va perdiendo en calidad como consecuencia de la lignificación (endurecimiento) de sus paredes, además de aumentar la cantidad de pasto senescente presente en la parte inferior, por lo que en pastos dominados por raigrás inglés y trébol la producción neta de pasto es más o menos constante, en un rango de altura de hierba entre 3 y 8 cm. y decreciendo la producción neta y la calidad de la dieta ingerida por el animal cuando la hierba sobrepasa dicha altura de 8-10 cm en el caso del vacuno.
Si la altura de la hierba es inferior a aquella que permite maximizar la ingestión, los animales suelen incrementar el tiempo de pastoreo con el fin de obtener la mayor ingestión posible. Por lo tanto, se trata de mantener el pasto con una altura que posibilite maximizar el tamaño del bocado y el crecimiento de la hierba manteniendo un pasto de mucha calidad, es decir de pasto verde con abundante trébol, lo cual permitirá alcanzar el mayor rendimiento obtenible por animal y unidad de superficie aprovechada en pastoreo.
Para medir la altura de la hierba se suele utilizar una regla sencilla (figura 2), con la práctica rápidamente se adquiere una idea de la altura del pasto, simplemente con la estimación visual.
Figura 2. Sward-stick
El estado de carnes de los animales
El plano de alimentación que está recibiendo un animal se refleja en su estado de carnes. Pero lo más importante es que los ganaderos conozcan las repercusiones del estado de carnes sobre las variables y parámetros que condicionan la productividad de los rebaños de cría. Por otra parte, en los animales de cebo, su estado de carnes es el reflejo del nivel de engrasamiento o acabado, que como veremos en el capítulo de cebo determina la calidad sensorial de la carne.
Comportamiento de las hembras de cría con buen estado de carnes:
- Tienen unos resultados reproductivos (número de partos y crías) claramente mejores que aquellas hembras reproductoras que están delgadas o excesivamente engrasadas (gordas).
- Pueden ser alimentadas por debajo de sus necesidades (en un 30-40%) durante períodos considerables (2-3 meses) en aquellas épocas (sequías - invernadas) que hay escasez de alimentos o éstos resultan costosos (ensilados, alimentos comprados, etc.).
- Por lo tanto, el control del estado de carnes de los animales resulta esencial para realizar un manejo eficiente de la alimentación del rebaño y obtener buenos resultados y consiguientemente reducir los costes de producción.
- Como se refleja en la figura 3 el estado de carnes se puede valorar y puntuar; se presentan los criterios a seguir para evaluar el estado de carnes.
Figura 3. Puntuación de la condición corporal
Vaca con condición corporal 1,75. Véase la prominencia de las apófisis lumbares
Vaca con condición corporal 2,75. Estado idóneo para una rápida cubrición post-parto
Condición corporal 3,25. Esta condición permitirá movilizar reservas sin afectar negativamente la productividad
Ficha Bibliográfica | |
---|---|
Título | Manejo eficiente de los recursos pastables en la producción de carne |
Autor/es | |
Año Publicación | 0 |
Área | No disponible(s) |
Revista/Serie | |
Referencia | |
Formato | |
Depósito Legal | |
ISSN | |
ISBN | |
Ver/Descargar |