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Memoria SERIDA 2012

Detalle Actividad

Control de malas hierbas en el cultivo de faba granja

ELENA PÉREZ VEGA. Área Cultivos Hortofrutícolas y Forestales. Programa de Genética Vegetal. epvega@serida.org GUILLERMO GARCÍA GONZÁLEZ DE LENA. Área de Experimentación y Demostración Agroforestal. ggarcia@serida.org JUAN JOSÉ FERREIRA FERNÁNDEZ. Área Cultivos Hortofrutícolas y Forestales. Programa de Genética Vegetal. jjferreira@serida.org

El control de malas hierbas en el cultivo de la faba granja tiene un efecto directo sobre la sanidad, la producción y, por tanto, sobre el rendimiento final del cultivo. En este trabajo se resumen diferentes alternativas para un adecuado control de malezas, aunque debe ser el productor quien opte por unas u otras en función de los recursos disponibles y de las características de su parcela.

El problema de las malas hierbas

Una de las principales limitaciones que tiene el cultivo de la judía tipo faba granja es la proliferación de malezas o malas hierbas, considerando como tales aquellas plantas que se desarrollan en un cultivo y que no deseamos que aparezcan en él. Las malas hierbas están presentes, en mayor o menor medida, en todas las etapas del cultivo (siembra, desarrollo inicial, floración, cuajado y maduración) aunque son especialmente perjudiciales en las fases iniciales del mismo (Figura 1). Un mal control de las malezas en esta etapa inicial puede provocar una considerable disminución del rendimiento o incluso la pérdida total de la cosecha. La presencia de malas hierbas, especialmente en la propia línea de cultivo, tiene un efecto directo sobre su desarrollo ya que:

1. Afectan al desarrollo y a la producción de la judía (kg/m2), al competir por la disponibilidad de luz, agua, nutrientes y espacio.

2. Favorecen la propagación de plagas y enfermedades al contribuir a generar microambientes apropiados para el desarrollo de los patógenos; incluso algunas malas hierbas puede ser hospedadoras de patógenos de judía, contribuyendo de este modo a la trasmisión de enfermedades. El papel de las malas hierbas como reservorio de patógenos de judía está siendo estudiado por el Programa de Patología Vegetal del SERIDA. En el artículo de Ana J. González, responsable de dicho Programa, “Las malas hierbas contribuyen a la supervivencia de algunas bacterias fitopatógenas”, publicado en el Nº 10 de Tecnología Agroalimentaria del SERIDA, pueden consultarse los primeros resultados de estos estudios.

3. Dificultan el manejo del cultivo, especialmente en tareas como la aplicación de tratamientos fitosanitarios o la recolección. En consecuencia, la mayor o menor presencia de malas hierbas tiene un efecto directo sobre el rendimiento del cultivo de faba (€/ha) bien por su efecto sobre la producción o por los gastos que supone su control.

Fotografía 1. Cultivo de faba granja en su fase inicial gravemente afectado por malas hierbas. © SERIDA 2012

Fotografía 1. Cultivo de faba granja en su fase inicial gravemente afectado por malas hierbas. © SERIDA 2012

Un adecuado control de las malezas comienza con el conocimiento de las especies predominantes en la parcela. A lo largo de los últimos años, se ha constatado una importante variación en las especies presentes en los cultivos locales. El predominio de una u otra especie depende de las características del suelo, de la climatología y de la etapa del cultivo. Son muy comunes en Asturias especies como el cenizo (Solanum nigrum L.), la pescalina (Poligonum persicaria L.), la correhuela (Convolvulus arvensis L.), la grama (Cynodon dactylon L.) o diferentes gramíneas (Figura 1). Cada especie tiene un tipo de reproducción distinto que debe tenerse en consideración para que su control sea eficaz. Así, en el caso de especies que principalmente se reproducen por semilla (como el estramonio o el cenizo) se debería evitar que las malezas produzcan semilla en la parcela, mientras que en el caso de especies que se reproducen vegetativamente, por estolones o bulbos (como la grama o el boliche), se tendría que evitar el troceado de la planta (roturado).

Figura 1. Principales tipos de malas hierbas identificados en el cultivo de faba granja asturiana. Debajo de cada foto se indica el nombre científico y, entre paréntesis, el nombre vulgar generalmente usado. © SERIDA 2012

Figura 1. Principales tipos de malas hierbas identificados en el cultivo de faba granja asturiana. Debajo de cada foto se indica el nombre científico y, entre paréntesis, el nombre vulgar generalmente usado. © SERIDA 2012

Métodos de control

Para controlar las malezas se pueden aplicar varios métodos o estrategias que ayudan a minimizar o limitar el desarrollo de malas hierbas dentro del cultivo. Todas tienen ventajas e inconvenientes. Según cada caso particular, y teniendo en cuenta aspectos como el tipo de maleza predominante, los niveles de incidencia, la maquinaria disponible, la superficie, el estado de crecimiento del cultivo o el tipo de producción (convencional o ecológica, monocultivo o cultivo asociado), será recomendable aplicar unos u otros métodos o la combinación de varios para maximizar la eficacia del control.

Prácticas de cultivo

Algunos aspectos relacionados con el manejo del suelo o del cultivo pueden contribuir, de manera preventiva, a reducir el nivel de incidencia de malezas en una parcela.

A pesar de las medidas de carácter preventivo expuestas anteriormente, cuando se cultivan variedades de enrame (con grandes pasillos entre líneas) en las condiciones de Asturias, con un clima húmedo y suelos frecuentemente ricos en materia orgánica, resultará inevitable realizar una o varias pasadas de escarda o eliminar las malas hierbas. Para estas operaciones de control existen varias alternativas.

Control mecánico o escarda mecánica

Se basa en eliminar las malezas arrancándolas o enterrándolas, bien manualmente o con ayuda de maquinaria (cultivadores, fresadora o motoazada, etc.). Se recomienda que estas escardas (también conocidas como 'sallar') se realicen en días sin lluvias, para evitar que las malas hierbas arrancadas tengan posibilidades de rebrotar. Generalmente, es necesario realizar varias escardas a lo largo del cultivo para un adecuado control de las malezas. Este método resulta especialmente eficaz para el control de malezas entre las calles y puede aplicarse, incluso, cuando la mala hierba ha alcanzado el estado adulto. Sin embargo, requiere una considerable inversión en tiempo, principalmente si se realiza un control manual de las malezas presentes dentro de la calle de cultivo.

Control químico o escarda química

Consiste en aplicar productos químicos (herbicidas) que impiden la germinación o destruyen selectivamente las malezas. Para realizar esta clase de aplicaciones es necesario conocer el tipo de mala hierba que vamos a combatir (monocotiledóneas/dicotiledóneas), la forma de actuación (contacto o tras-locación), tipo de herbicida que estamos utilizando (esencialmente si se trata de herbicidas de presiembra, de pre-emergencia o de post-emergencia) y la presentación del formulado del producto.

Este método de control resulta eficaz si la elección de la materia activa es la adecuada, la aplicación se realiza en el momento oportuno (atendiendo sobre todo al estado de desarrollo de las malas hierbas) y se utilizan equipos bien calibrados y en buen estado de funcionamiento. En el mercado existen muchas clases de herbicidas que se pueden clasificar en:

(a) Según la forma en la que actúan:

(b) Según la especificidad o rango de especies que controlan:

(c) Según el tipo de malas hierbas que eliminan:

 (d) Según la época de aplicación se pueden clasificarse en:

En la tabla 1 se muestran los distintos tipos de herbicidas que se pueden utilizar en el cultivo de judía grano (teniendo en cuenta el Registro de Productos Fitosanitarios del Ministerio de Agricultura, a fecha 10 de febrero de 2012), indicando la época de aplicación y el tipo de mala hierba que controlan. En este punto, hay que recordar que es muy importante respetar las indicaciones y las normas de aplicación en lo referente a la dosis del producto y su manejo, recomendadas por el fabricante.

Tabla 1. Herbicidas admitidos en el cultivo de judía grano. Se indica la época de aplicación, la materia activa y el tipo de malas hierbas sobre las que actúa. En el formulado, se muestra el tipo de presentación: EC: concentrado emulsionable, SC: suspensión concentrada, SG: gránulos solubles, SL: concentrado soluble y WP: Polvo mojable.

Tabla 1. Herbicidas admitidos en el cultivo de judía grano. Se indica la época de aplicación, la materia activa y el tipo de malas hierbas sobre las que actúa. En el formulado, se muestra el tipo de presentación: EC: concentrado emulsionable, SC: suspensión concentrada, SG: gránulos solubles, SL: concentrado soluble y WP: Polvo mojable.

IMPORTANTE: El catálogo de productos autorizados está sometido a frecuentes revisiones, por lo que se recomienda, antes de elegir un producto, consultar el listado actualizado en la web del MARM: (http://www.marm.es/es/agricultura/temas/medios-de-produccion/productos-fitosanitarios/fitos.asp).

Control por acolchado

Este método consiste en cubrir el suelo con plástico opaco para impedir la nascencia de las malas hierbas (Fotografía 2). Su eficacia en el control de malas hierbas es total. La combinación del acolchado en las calles y del control químico o mecánico dentro de la calle resultó el método más eficaz para el control de malezas en los ensayos del SERIDA. Esta técnica proporciona, además, una serie de ventajas: incrementa la temperatura del suelo, lo que favorece la germinación, el desarrollo de la raíz y una mayor precocidad de la cosecha; ayuda a conservar la humedad del suelo (mejora la eficiencia del uso de agua y los fertilizantes, al reducir consumo) y mejora su estructura (Fotografía 3).

Fotografía 2. Control de las malas hierbas, dentro de las calles, con acolchado de polietileno negro. Colocación del plástico en la línea de cultivo con la máquina acolchadora antes de la siembra. © SERIDA 2012

Fotografía 2. Control de las malas hierbas, dentro de las calles, con acolchado de polietileno negro. Colocación del plástico en la línea de cultivo con la máquina acolchadora antes de la siembra. © SERIDA 2012
Fotografía 3. Acolchado con plástico negro en la línea de cultivo de la variedad ‘Xana’ con hábito de crecimiento determinado.© SERIDA 2012
Fotografía 3. Acolchado con plástico negro en la línea de cultivo de la variedad ‘Xana’ con hábito de crecimiento determinado.© SERIDA 2012
 

Sin embargo, el control mediante el acolchado presenta los siguiente inconvenientes:

1. El coste del propio material de acolchado y de la colocación y retirada completa del plástico tras la cosecha. Aunque existe la posibilidad de mecanizar ambas operaciones o de utilizar materiales alternativos biodegradables que pueden enterrarse en el suelo.

2. La adaptación a la siembra directa. Esto es, realizar la siembra directa a la vez que se acolcha la línea de cultivo. Aunque se pueda adaptar la maquinaria disponible en el mercado, la cubierta de plástico puede afectar a la emergencia de la planta en forma de quemaduras o resistencia mecánica.

Los materiales empleados para el acolchado son los siguientes:

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