El cultivo de la vid ocupa a nivel mundial el primer lugar en extensión dentro de las especies frutales leñosas, y tiene una gran repercusión tanto a nivel económico como social. Se calcula que la superficie cultivada asciende a ocho millones de hectáreas y que pueden existir en torno a 15.000 variedades de vid, si bien, solamente un número reducido de ellas ocupan superficies importantes. En España su extensión supera el millón de hectáreas de superfice de la que, aproximadamente, un 60% corresponde a cuatro de las variedades incluidas en el Registro de Variedades Comerciales de Vid: Airén, Tempranillo, Garnacha tinta y Bobal.

Viñas centenarias en el municipio de Ibias.

La política de reestructuración del viñedo impuesta por la Unión Europea ha traido consigo la pérdida de importantes zonas de cultivo, con el correspondiente riesgo de desaparición de gran parte del patrimonio genético. Este problema se ve agudizado por el arranque de viñedos antiguos para la replantación con unas pocas variedades recogidas en las diferentes Denominaciones de Origen.

Actualmente, se están realizando trabajos de localización e identificación de variedades minoritarias y locales en todas las zonas con tradición vitícola. En España, los proyectos encaminados a la preservación de los recursos genéticos de la vid pretenden la recuperación, identificación y caracterización de las variedades minoritarias, todo ello encaminado a su conservación en colección en bancos de germoplasma, con el fin de salvaguardar la biodiversidad genética.

Los bancos de germoplasma de vid se inician a finales del siglo XIX cuando llega a Europa la plaga de la filoxera y hace desaparecer millones de hectáreas de viñedo. Es en esta época cuando se inicia la Colección de Variedades de Vid de *El Encín+, en Haro (La Rioja), para evitar la importantísima erosión de material vegetal autóctono que se estaba produciendo como consecuencia de la citada plaga. Esta colección, la más importante a nivel nacional y actualmente ubicada en Madrid, posee en la actualidad 2.726 accesiones correspondientes a 848 portainjertos, 66 Vitis spp, 1.718 variedades de Vitis vinifera, 23 de Vitis vinifera silvestris y 71 híbridos productores directos.

En Asturias, el viñedo se sitúa en la comarca suroccidental de la Comunidad Autónoma. La existencia de viñedo asturiano está documentada desde el siglo IX. Sin embargo, su expansión se produce con el impulso de los monjes benedictinos del Monasterio de San Juan Bautista de Corias, en Cangas del Narcea, durante el siglo XII. A mediados del siglo XIX, llega el oidio al viñedo asturiano y a fines de dicho siglo, la filoxera y el mildiu.

A mediados del siglo XX el desarrollo de la minería del carbón y el fuerte éxodo de la población rural hacia las grandes ciudades originó que el cultivo casi desapareciera, pasando de las 1.952 ha de principios del siglo pasado a las escasas 100 ha plantadas actualmente.

Se considera variedad minoritaria en España a aquella variedad cuya superficie de cultivo es muy baja (por debajo de 1000 ha a escala nacional) y que se encontraba citada como variedad cultivada antes del ataque filoxérico. Teniendo en cuenta esta definición, se podría considerar a la mayoría de las variedades cultivadas en Asturias como minoritarias.

En el Congreso de Viticultura de 1912, García de los Salmones nombra 18 variedades en Asturias: a) variedades tintas: Tinta, Alvarín, Carrasquín, Verdejo, Pata de perdiz, Mallén, Pardusco prieto, Picudo, Rondales, Agudillo, Negrón, Conrasión y Negrín, b) variedades blancas: Blanca, Verdeja, Pedro Jiménez, Albarín, Moscatel y Bondal.

Cepa de la variedad Moscatel blanco de grano menudo.

Recientes estudios llevados a cabo en Cangas del Narcea, Ibias y Pesoz han permitido localizar ejemplares de las siguientes variedades: Albarín blanco, Albillo, Blanca extra, Moscatel blanco de grano menudo, Albarín francés, Albarín tinto, Cabernet sauvignon, Carrasquín, Garnacha tintorera, Mencía, Negrona, Verdejo tinto, Jaén rojo, Moscatel rojo, Blanco verdín, Jerez de racimo grande, Jerez de racimo pequeño, Rondal, Verdejo blanco, Tinta alicante, Tinta macho, Tintoria, Tinto serodo, Perdigueira, Blanca del País, Mouratón, Aramón, Sumoll, así como otras variedades de identidad desconocida. Algunas de estas variedades son sinónimos entre sí, caso del Albarín blanco y el Blanco verdín, o la Blanca Extra y el Jerez de racimo grande. De algunas de estas variedades solamente se ha podido localizar un ejemplar.

En la actualidad, el SERIDA está realizando por el territorio asturiano una labor de prospección, localización y marcaje de ejemplares de vid. A dichos ejemplares se les han comenzado a realizar estudios ampelográficos y genéticos con vistas a su descripción e identificación.