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El antrax.
El carbunco bacteridiano o ántrax.
El carbunco
bacteridiano, también denominado antrax o fiebre carbuncosa, es una enfermedad
infecciosa de los animales y del hombre, producida por una bacteria denominada Bacillus anthracis, que afecta sobre
todo, a los mamíferos rumiantes, en los cuales evoluciona habitualmente de
forma aguda y mortal. El carbunco existe en todas las partes del mundo. En
Asturias es muy conocido por los ganaderos, especialmente en las áreas de
montaña y en general vacunan de forma sistemática a todos los animales cada
año.
El B. anthracis es una bacteria aerobia que
forma esporos extraordinariamente resistentes frente a los condiciones
ambientales. Por desecación no son afectados en absoluto, se ha demostrado que
en estas condiciones pueden mantenerse más de cincuenta años. En el suelo de
los pastos son viables durante muchos años, denominándolos campos malditos, en
los que se producen año tras años casos de carbunco en los animales que los
pastan.
El B. anthracis
se identifica fácilmente a partir de muestras de sangre y vísceras de los
animales afectados, es de forma cilíndrica y alargado, que se rodea de una
cápsula que puede ser visualizada al microscopio y es característica de esta
bacteria que se interpreta como una defensa frente al sistema inmunitario del
hospedador. En cuanto al cultivo, es bastante fácil, crece muy bien en
agar-sangre, formando colonias blanco-grisaceas, secas y planas que en pocas
horas comienzan a esporular.
El curso de la
enfermedad depende fundamentalmente de la sensibilidad de las distintas
especies animales. En los animales la vía de infección es la alimentaria, los
esporos llegan al intestino desde donde pasan por vía linfática a la sangre, en
la que se multiplican sin dificultad y producen una septicemia muy grave con
desenlace mortal. En el ganado vacuno, la muerte se produce repentinamente, con
hemorragias por las aberturas corporales, grandes dificultades respiratorias y
convulsiones. Las lesiones se
caracterizan por hemorragias en la mayoría de los órganos, infiltraciones
sero-gelatinosas y derrames hemorrágicos. El bazo, hígado y riñones están muy
aumentados de tamaño con degenaración parenquimatosa y la sangre es roja oscura
y viscosa.
El carbunco es una
enfermedad de declaración obligatoria, que está incluida en la lista B de la
Oficina Internacional de Epizootias. Tras su declaración hay que ordenar el
aislamiento de los animales enfermos o sospechosos. Hay que prohibir la
realización de necropsias en los animales sospechosos, para evitar que lleguen
al medio ambiente ni sangre ni secreciones en las que el germen pueda esporular
en presencia de oxigeno. La mejor manera de prevenir la enfermedad es mediante
la vacunación de todos los animales. Las vacunas de esporos son las más
utilizadas y se inoculan por vía subcutánea, se suelen revacunar a los quince
días, la fecha de vacunación más idónea es antes de la introducción de los
animales en los pastos comunales.
La enfermedad en el
hombre se produce en aquellas personas que manipulan los cadáveres
contaminados, que es la forma más frecuente, produciendo el denominado carbunco
cutáneo (pústula maligna), tras un periodo de incubación desde horas hasta tres
días, se forma una pequeña vesícula rojiza rodeada de eritema. El centro de
esta vesícula toma un color rojo oscuro y finalmente se vuelve negro
(carbunco). Cuando la tumefacción inflamatoria se extiende por las zonas
circundantes, este síntoma se denomina edema carbuncoso. Se llega a la
infección generalizada, por vía linfática, cuando no se instaura el tratamiento
adecuado. Los signos de la infección general son fiebre, cefalea, colapso
circulatorio, vómitos sanguinolentos, melena y finalmente en una semana puede
presentarse la muerte.
En el hombre se puede
presentar también el carbunco pulmonar (enfermedad de los traperos) merced a la
inhalación de esporos carbuncosos, lo que es posible, por ejemplo, en los
trabajadores de la industria de la lana, etc.., evolucionando como una
bronconeumonía grave y atípica. Se manifiesta bruscamente con fiebre y
escalofríos. La enfermedad termina en la muerte, ya al segundo o tercer día,
con cianosis, disnea y hemoptisis.
Finalmente, el hombre
puede contaminarse también por la ingestión de carne contaminada con esporos
carbuncosos y se produce la forma intestinal con síntomas generales, vómitos
sanguinolentos y frecuentemente melenas (heces sanguinolentas). El carbunco
intestinal termina mortalmente si ni se trata a tiempo.
El medio de elección
del tratamiento en el hombre son los antibióticos como la penicilina,
oxitetraciclinas, eritromicina, cloranfenicol etc..
Referencias
bibliográficas:
“Enfermedades
infecciosas de los animales domésticos†Tomo II de Joaschim Beer. Editorial
Acribia.
“Manual of Standars
for Diagnostic Tests and Vaccines†de la Oficina Internacional de Epizzotias.
J.M. Prieto. Serida-Jove.
Área de Sanidad Animal.